Más allá de las producciones taquilleras: cómo sacar adelante una película independiente.

- El autor ha de saber explicar por qué su historia ha de ser contada y por qué él tiene que dirigirla para impulsar el proyecto
- Este tipo de cine fue fundamental en la pandemia, pues permitió seguir ofreciendo producción audiovisual al público
- Directores como Rodrigo Sorogoyen, Pedro Almodóvar o Christopher Nolan empezaron en la industria con pequeños proyectos y consiguieron dar el salto a los grandes presupuestos y el éxito de espectadores
– A escasas semanas del 73 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, los expertos de Treintaycinco mm , junto con el director de cine Guillermo Arias-Carbajal Alonso, se detienen a analizar el camino que han de seguir las películas independientes para poder materializarse y llegar al gran público. La cita, que se desarrollará en Donosti del 19 al 27 de septiembre, cuenta con diversas obras de poco presupuesto en concurso, tales como “La misteriosa mirada del flamenco”, “Una película de miedo” o “Bariak”. También son muchas las nuevas promesas de la dirección, contempladas en la categoría New Directors. Pero… ¿por qué etapas ha de pasar una producción independiente para dejar de ser una idea y convertirse en una realidad?
El primer paso, indispensable para comenzar un proyecto de estas características, es contar con un dossier que integre la sinopsis, el tratamiento de la obra, la biofilmografía, el presupuesto, el plan de financiación y las notas del director. Así lo señala a Treintaycinco mm el director Guillermo Arias-Carbajal Alonso, al frente de piezas como “Acaricie a Poupette” o “El poema, el cuadro, el disco”, largometraje estrenado en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires (Bafici).
“Ha de responderse las preguntas de por qué esa historia, por qué en ese momento y por qué tú como director. Si el autor no sabe responder a ellas, no va a conseguir sacar adelante su película”, reflexiona Arias-Carbajal sobre el contenido del dossier. Es decir, es fundamental tener claro todo el discurso para que la siguiente fase, la de la búsqueda de una productora, funcione. “Ha de ser un documento en el que otra persona se enamore de la película”, subraya, puntualizando que a medida que avanza el proyecto hay cambios, pues es un “documento vivo”.
Compartir el proyecto con la producción
Aunque hay directores que ya buscan colaboraciones sin estar abiertos a esos cambios, según el cineasta, lo ideal es partir sólo de una idea inicial. “De esta manera se construye de manera conjunta con el productor; hay un compromiso de todas las partes”, destaca a Treintaycinco mm. En todo caso, hay que huir de estereotipos y pensar en un perfil “administrativo y estratégico”, que no se limita a la parte económica.
Una vez más afinada la idea, y con el objetivo de lograr mayor proyección, es momento de buscar visibilidad en talleres y laboratorios como Ikusmira Berriak, Cinema Pendent, Torino Film Lab… Para Arias-Carbajal “hay que acudir abierto a que te desmonten y desmonten tu propuesta; es posible que del taller se salga con una película distinta”.
Esas enseñanzas y correcciones dan paso a la concurrencia a ayudas públicas, tanto nacionales como internacionales. Si ese respaldo financiero está cubierto, la productora puede gestionar la preventa a plataformas y televisiones y el acceso a otros mercados. Este trabajo de negociación y previsión se realiza antes del rodaje, tras el que se asume la postproducción y se solicitan las últimas ayudas, ya sea a festivales, labs u organismos públicos y privados.
El papel de la Inteligencia Artificial en el proceso
Salvados todos escollos, llegaría el momento del estreno y distribución. Todos estos pasos muestran que es complejo cruzar la meta, pero también es posible hacerlo.
Consciente de la complejidad y a pesar del debate que abre la irrupción de los avances tecnológicos en el mundo del celuloide, Arias-Carbajal considera que la Inteligencia Artificial (IA) no ha de verse como una enemiga, sino como aliada en las tareas burocráticas. “La IA nunca entra en la parte creativa -guion, dirección, montaje…-, pero se puede emplear para funciones de secretaría avanzada como analizar las bases de un concurso o los requisitos para acceder a una ayuda”, puntualiza.
Una demanda que implica riesgo
Durante la pandemia, y después de ella, las pequeñas producciones marcaron la diferencia, pues fueron las que pudieron rodarse y las que siguieron brindando al público un acercamiento al séptimo arte. Por ello, parece que despiertan el interés de una parte del público. Un buen ejemplo es el del sello independiente A24 que, según distintas páginas webs especializadas, rebasó los 200 millones de dólares de ingresos en 2024. Además, el Festival de Sundance, dedicado a este tipo ámbito de la industria, tuvo un impacto de 132 millones de dólares en el PIB de Utah (Estados Unidos) el año pasado. Esta cifra arroja una idea de la cantidad de gente que mueve.
“Hay demanda de cine independiente, como demuestran las cifras de las salas independientes, pero hacer este tipo de películas requiere un riesgo que no todos están dispuestos a asumir”, aclara el cineasta.
Proyectos que ven la luz y directores que convencen a la industria
Sin embargo, de todos los filmes ajenos a las grandes productoras y distribuidoras, al menos una parte consigue tener impacto a gran escala. Incluso hay directores que ahora son iconos para el gran público.
El experto y los especialistas de Treintaycinco mm enumeran algunos nombres: Christopher Nolan, Robert Rodríguez, Rodrigo Sorogoyen o Pedro Almodóvar, que sigue desarrollando proyectos con sello personal -lo que conoceríamos como cine de autor-, pero no bajo los parámetros que lo enmarcarían en el cine independiente. Todos ellos empezaron dirigiendo películas de bajo presupuesto como “Stockholm” (Sorogoyen), “Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón” (Almodóvar) o “El diablo sobre ruedas” (Spielberg). Es decir, con una buena historia por contar, talento, formación de calidad como la que ofrecen escuelas audiovisuales como Treintaycinco mm y un recorrido acertado es posible sacar adelante una cinta alternativa y tener éxito.